Pedagogía Waldorf

La Pedagogía Waldorf surge desde la concepción antroposófica del ser humano y del mundo desarrollada por Rudolf Steiner (1861-1925).

Desde ella es posible comprender al ser humano como una entidad “ternaria” integrada por un cuerpo, un alma y un espíritu.

Además, el ser humano posee tres facultades anímicas: pensar, sentir y hacer. De esta forma, el desarrollo de cada uno de estos aspectos se lleva a cabo en etapas precisas y sucesivas a lo largo de la vida.

Estas etapas ocurren en períodos aproximados de siete años y a cada uno de estos septenios corresponde el despliegue específico de un aspecto de la vida anímica.

Primer septenio: HACER Segundo septenio: SENTIR; tercer septenio: PENSAR.

La etapa escolar transcurre dentro de los tres primeros septenios de la vida y en cada uno de ellos se estructuran las bases de las tres facultades anímicas que acompañarán al individuo durante el resto de su vida.

Desde el nacimiento hasta el cambio de dientes, aproximadamente hasta los siete años de edad, se desarrolla fundamentalmente la facultad de la voluntad; desde los siete hasta los catorce, la facultad del sentimiento; y desde los catorce hasta los dieciocho (o veintiún años) la capacidad del pensamiento.

La Pedagogía Waldorf transforma el carácter de la enseñanza de niños y niñas, según el septenio en que se encuentren.

«Cuando un niño puede relacionar lo que aprende con sus propias experiencias, su interés vital se despierta, su memoria se activa y lo aprendido se vuelve suyo.»

Rudolf Steiner